martes, 6 de diciembre de 2011

EL ABORTO DE UN MITO: EL DESCABEZADO

Una madrugada de diciembre, necesitaba viajar a Cartagena, yo soy de Los Palmitos, Sucre, y me tocó madrugar; salí de mi casa a las cuatro de la madrugada para poder tomar la buseta del “Caja”, un amigo de la familia que nos cobra más barato y que debía pasar, más o menos a esa hora.

Al cerrar la puerta, miro hacia la calle que debo recorrer, la que viene del matadero, y veo una luz que se acerca lentamente. La neblina que cubría la calle, hacía que la luz diera la impresión, de que flotaba en el aire, por lo que me pegué instintivamente a la pared de mi casa. Un perro ladró cerca y no pude dejar de sentir un leve escalofrío por todo el cuerpo. La luz se acercaba lentamente y ya podía ver que provenía de una lámpara tipo mechón, de esas que se hacen con un frasco y una mecha y…

¡¿Dios mío qué es esto?! ¡No puedo creer lo que ven mis ojos!

¡Un hombre sin cabeza! El corazón se me quiere salir, siento que la camisa se me levanta por los golpes de este; las piernas me tiemblan y quiero salir corriendo. Lo que ven mis ojos es macabro: el hombre no tiene cabeza y de lo que queda de ella, penden unas tiras, como de carne ensangrentada y da la impresión de que la cabeza está recién cortada. ¡Pero esta cosa camina y viene justo hacia a mí!

Quiero salir corriendo y gritar a mis vecinos lo que estoy viendo:

Por las calles de mi pueblo sale un hombre sin cabeza y seguramente viene a llevarse a los malos o ¿será que viene por los buenos también? ¡Dios mío sálvame de esto!

Intento correr de nuevo pero, no puedo; quiero gritar y no puedo ¿qué es esto? ¡Estoy petrificado! ¿Como la mujer de Lot?

No, no estoy vuelto sal y puedo mover mis piernas, ¿qué digo? ¡No puedo controlarlas! ¡Están temblando y se chocan la una con la otra! La barba también se mueve sin control y los dientes me rechinan. ¡Esa cosa sigue avanzando hacia mí! Siento que un sudor frío recorre mi frente y mi espalda. Me falta el aire y creo que me desmayo. Pero sigo en pié y ya puedo mirar bien. ¿Qué diablos es esto?! Se dirige hacia mí. Dos metros de distancia. ¡Mi corazón va a estallar! Tiene ojos debajo de la cabeza, quiero decir, donde estaba la cabeza. Y…. me habla! ¡¿Q’hubo Polo?! ¿P’a dónde vas tan temprano? ¡Uf ¡ Me vino el alma al cuerpo.- ¡¿Q’hubo Mañe?! ¡Me voy de viaje! -¡Listo, que te vaya bien!-

¡Qué locura! ¡Qué loco es Mañe!

Mañe es matarife, y comercia las vísceras de los animales; venía del matadero. En los pueblos acostumbran hacer el sacrificio de los animales temprano, de madrugada. Esta madrugada estaba bastante obscura la calle y Mañe traía una lámpara en la mano y no podía traer las vísceras en la otra; entonces solucionó su problema echándose todo ese tripajo en la cabeza. ¡Qué locura!

De lejos no se le veía la cabeza y además los intestinos estaban colgando y chorreando una sanguaza que a mí me parecía sangre: ¡estaba macabro!

Si yo me desmayo, nace un mito: El hombre sin cabeza.

“Yo lo vi, caminaba con una lámpara en la mano y la sangre le chorreaba por los brazos, como si la cabeza estuviese recién cortada. ¡Créanme, lo juro por mi Santa Madre!” ¡Yo lo vi!.